LA
LUZ DORMIDA
Jesús Mansé -heterónimo del poeta y artista abstracto Jesús María Cormán
(Pasaia 1966)- presenta en el espacio Óvalo R&E de San Sebastián, una
muestra de sus últimas pinturas realistas donde el paisaje es el hilo conductor
que vertebra todo el conjunto de la muestra. Desde la desnudez fría de las
playas del litoral Cantábrico, la Costa da Morte, o Las Landas, hasta paisajes
anónimos de montaña, en los que la niebla y las heladas, ejercen como auténticos
protagonista, dibujando y matizando con sutileza. La obra de Jesús Mansé, que
busca la sobriedad cromática como estrategia expresiva, ofrece las claves
precisas para que el espectador acabe la pintura con la mirada; como si fuera
un activo necesario para que sus obras tuvieran razón de ser. Paisajes, todos
ellos, que eluden la presencia del ser humano, salvo en alguna construcción
aislada, secundaria, que nos certifican su presencia también como algo
accesorio. Una aparente frialdad escenográfica, bajo la que acecha, sin
embargo, la provocación permanente a emociones de diverso orden.
La
manera de acercarse a la pintura de Jesús Mansé, no dista mucho a la manera de
mirar de Jesús María Cormán. Tal vez, su única diferencia –más allá de
cuestiones puramente técnicas- estribe en la forma de ejecutar, de resolver, de
abordar aspectos tan íntimamente ligados al ser humano, como el tiempo, el
movimiento, su captura, o la emoción –paradójica- de fracasar en su intento.
La
exposición que Mansé presenta ahora en Óvalo R&E, bajo el título “La Luz
Dormida”, se compone en por una veintena de obras realizadas entre los años
2013 y 2015.
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